ASOCIACIÓN CORAL LAGUN ONAK
interpreta de Johannes Brahms
Ein Deutsches Requiem op. 45
(Versión Londres)
Solistas: Silvina Sadoly (soprano) y Norberto Marcos (barítono)
Piano a cuatro manos: Matías Chapiro y Guillermo Salgado
DIRECCIÓN: MIGUEL ÁNGEL PESCE
DOMINGO 29 DE AGOSTO – 17hs.
Iglesia de Santo Domingo (Av. Belgrano y Defensa)
No se lo pierdan.
La más bella poesía de la muerte
Por Margarita Pollini
“Estoy realmente poseída por tu Réquiem”. Para Johannes Brahms (por entonces un anciano de 34 años) ningún veredicto sobre una de sus primeras obras a gran escala debió importar tanto como éste, el de Clara Schumann. El compositor (nacido en Hamburgo en 1833 y muerto en Viena en 1897) fue parte del círculo íntimo de Robert Schumann y su esposa, casi un hijo más de esa pareja extraordinaria. Y ella fue el gran amor de Brahms, tal vez el único verdadero del hombre solitario que una vez escribió: “Las otras mujeres prometen un paraíso que sólo Clara puede abrir”. Es probable que el intento de suicidio de Robert, su enfermedad y su internación y muerte en un asilo de alienados en 1856 hayan sido el germen del Requiem alemán (Ein deutsches Requiem), aunque sin dudas la pérdida de su madre 9 años después determinó el comienzo de su composición. A diferencia de las misas de réquiem tradicionales, el opus 45 de Brahms no se basa en el texto litúrgico en latín sino en fragmentos de la traducción de la Biblia (hecha por Lutero) elegidos por él mismo con un sentido poético, según dijo alguna vez. Pese a que un estreno parcial en Viena (fin de 1867) no tuvo una buena recepción, la ejecución completa en Bremen cinco meses más tarde marcó su primer gran éxito como autor. La “versión Londres” para 2 pianos -o uno a 4 manos- fue hecha por Brahms con especial cuidado por mantener la riqueza de su orquestación, ya que le interesaba que su “obra inmortal” (así la llamó) viviera más allá de las grandes salas de conciertos. Tenía plena conciencia de su trascendencia, y de ser uno de los que (como dicen las palabras del Apocalipsis con las que cierra el Deutsches Requiem) “pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan”.
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